Una historia marcada por la realidad y las circunstancias
“Siempre he pensado que la frase ‘yo soy yo y mis circunstancias’ define muy bien el origen de Moverte. En mi caso, esas circunstancias incluyen una lesión medular, secuelas importantes y una movilidad muy reducida que todavía hoy condiciona cada momento de mi vida. Pero también incluyen a mi mujer, que afronta cada jornada con la responsabilidad, la sensibilidad y el cariño de quien cuida de verdad. Esa doble mirada —la del usuario y la del cuidador— es la que ha dado forma a este proyecto.”
Esta doble mirada –la de quien vive la movilidad reducida y la de quien cuida– es el pilar que sostiene Moverte. Nos permite entender el miedo, la incertidumbre y la necesidad de soluciones que funcionen en casa, sin teorías ni promesas vacías. Por eso, cuando aconsejamos un producto, lo hacemos desde la experiencia y desde el respeto a la realidad de cada familia.
Hacer lo necesario, lo posible… y lo que parecía imposible
Hay una frase atribuida a San Francisco de Asís que me ha acompañado durante años:
“Comienza haciendo lo que es necesario; después lo que es posible y, de repente, estarás haciendo lo imposible.”
Esa frase describe mi rehabilitación, mi proceso de vuelta a la movilidad apoyado en muletas, y también el nacimiento de esta empresa. Empecé haciendo lo necesario para adaptarme a una nueva vida; continué con lo posible; y un día, casi sin darme cuenta, estaba haciendo algo que muchos consideraban imposible: crear una ortopedia basada en la experiencia real, humana y honesta de un usuario y de un cuidador.
Moverte nace de esa combinación: esfuerzo, resiliencia, conocimiento práctico y, sobre todo, una enorme voluntad de ayudar. Si hoy existe, es porque sé lo que significa necesitar apoyo… y también sé lo que supone darlo.